La Comunidad de Carmelitas Descalzas de Nuestra Señora de las Vírgenes nació el 6 de Enero de 1591, en la ciudad de Guadalajara, por deseo expreso del Sr. Obispo Girón de Loaysa; el cual, había expuesto su deseo a nuestra Sta. Madre Tereresa de Jesús, a su paso en el viaje que realizó a Madrid. A ella le entusiasmo la idea, pues comprendió el bien que sus hijas podían aportar a la Diócesis y por la experiencia propia que tenía de formar a jóvenes en sus propias casas, como por ejemplo su sobrina Teresa, hija de su hermano Rodrigo, que desde pequeña fue entregada a ella para que se ocupase de su educación. Pero, la Santa Madre no pudo ocuparse personalmente de la fundación, pues poco tiempo después entregaría su alma al Señor en Alba de Tormes, tras los muchos trabajos y fatigas en los que la tuvo ocupada la santa obediencia.
Por fin, y a instancias de Monseñor Loaysa, vinieron Carmelitas del Convento de Santa Ana y San José de Madrid a fundar nuestro monasterio. Con ellas nos une un amor especial de verdaderas hijas y una especial veneración a nuestra Bta. Madre Sagrario de S. Luis Gonzaga, virgen y mártir de la guerra que asoló España del 1936 al 1939.
Bta. Madre Mª Sagrario de S. Luis Gonzaga
mártir de Cristo en la madrugada del 15 de Agosto de 1936
siendo Priora de nuestra casa madre,
las Carmelitas Dzas. de Sta. Ana y S. José de Madrid
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Estas tres primeras hermanas tuvieron que marchar de nuevo a su Comunidad y serían remplazadas por las Madres Carmelitas del Convento de la Inmaculada Concepción (La Imagen) de Alcalá de Henares, quienes ayudaron a la naciente Comunidad a seguir los pasos emprendidos.
Fue fundada con el fin de educar a las doncellas nobles de la ciudad y sus alrededores, pues entonces no había religiosas que se dedicasen a la enseñanza. Se dispuso la vida de manera que las monjas no perdiesen su vida, netamente contemplativa, y pudiesen dedicarse a la educación de las jovenes. No podría entenderse cómo se realizó esto, si no tenemos en cuenta la forma de vida que llevaban las chicas en su convento-escuela. Allí todas vivían en rigurosa clausura, incluidas las niñas, aunque separadas totalmente de la Comunidad. Las niñas vivían recogidas, en la parte contigua al Monasterio y habilitada para ellas, sin poder salir más que cuando sus familiares venían por ellas. Dejaban el Colegio cuando ya tenían concertado el matrimonio o ingresaban como monjas de la Comunidad. Allí recibían una cultura general, bastante adecuada para aquellos tiempos, y una formación humana y cristiana íntegra, aprendiendo todo tipo de labores manuales, que luego les serían muy útiles para la vida matrimonial o religiosa. Dos monjas, que se turnaban cada año, eran las encargadas de su educación humana, cristiana y cultural. El resto del tiempo, que no estaban con las jóvenes, éstas eran solícitamente cuidadas por personal seglar, y las monjas regresaban a su retiro habitual.
Hoy día, en que ya hay carismas específicos en la Iglesia para esta educación de la juventud, carece de sentido una Comunidad de Carmelitas Descalzas dedicadas a tal tarea, por lo que hace dos siglos aproximadamente dejó de existir el tal "Colegio de Doncellas Nobles", que a lo largo del tiempo que estuvo vigente fue un verdadero semillero de vocaciones carmelitas.
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